Después de la crisis mundial de la industria automotriz en 2008-2009, durante cerca de 8
años la arquitectura global de esta industria tuvo entre sus pilares a México, junto con
China, Estados Unidos e India. En particular México fue el país que más creció en la post-
crisis y pasó a representar el 4.86 % de producción automovilística global. En ese periodo
entró en acción la amnesia de los “expertos” mediáticos y desaparecieron de los alegres
análisis y las magníficas previsiones, los ciclos típicos e ineludibles de la producción en
masa. Pero el hecho es que la industria paradigmática del capitalismo industrial está hoy en
una crisis cuyo inicio claro se produjo en 2018, año en el cual la producción mundial tuvo
una tasa negativa de 1.1%, aunque a México le fue bien, aprovechando la inercia de su
crecimiento acelerado de años previos, y no sufrió un retroceso sino que simplemente se
estancó, contabilizando una tasa de 0.1%. El freno al crecimiento del PIB nacional de
2019, que acaba de hacerse oficial, se ve influido indudablemente por el ciclo global de la
industria automotriz, tomando en cuenta que su aportación al PIB total es de más de 3%.